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lunes, 21 de mayo de 2007

El ojo derecho del candidato

Ahora que de luz tu niebla doras,

Escucha, al son de la zampoña mía…
Luís de Góngora (“Fábula de Polifemo y Galatea”)


Cuando una chica del pueblo me hacía unas fotos junto a la verja de la morera que da nombre y feliz natalicio a esta columna, recogí de la calzada (calle Berca), en soporte de papel fotográfico, el ojo derecho de un candidato, llamémosle X. Tampoco tiene gran importancia que sea un ojo u el otro, pero en tiempo de elecciones, que resulte ser el derecho o el izquierdo es tema más delicado. A mí, los de La Fe me fundieron el derecho y me obligaron a verlo todo desde la izquierda justo cuando ya desfallecía en ese empeño. Ahora he de ser yo el que, con mucha voluntad y afán imparcialista, tengo que girar un poco más la azotea para contemplar la vida tal como es…

Del ojo derecho del candidato devorado en la calle Berca, sólo se sabe, de momento, que necesita gafas, algo civilmente aceptable y políticamente correcto. Nada que objetar. También que es verde… verde como el trigo verde, y el verde, verde limón… O sea, arraigado en amores…, que, al fin y al cabo, es de lo que se trata: a más amor, más valía, y lo demás son cuentos, y obras son amores y no buenas razones.

Posiblemente el candidato que perdió el ojo derecho en la calle Berca, vaya por ahí suelto, triscando, tan feliz e ignorante de su desdicha que lo estará viendo todo, de cara al nuevo sol del 27, bien con el alma de la izquierda no revolucionaria, bien con el de la derecha no conservadora. Extraño Polifemo, vengador de los amores del partido que tiene el ojo izquierdo sano y la partida en liza, el candidato tuerto del Pozo de la Virgen (que ella le conserve los dos de por vida) diríase que mira con ternura, con infinita bondad y comprensión a la gente que le pisa, o le pisaba (porque lo tengo yo guardado), ignorante de la felicidad que trae al pueblo, del bienestar, la gloria y la justicia que él en sí mismo representa.

El ojo derecho del candidato, Gran Hermano que siempre vigila el ir y venir de las ánimas en pena, la paz social de la sociedad civil, el buen estado de los jardines y el riguroso cumplimiento de la ORA a la hora de aparcar, se ha visto en un instante convertido en esperpento de si mismo, en aparente chanza de plumilla de Internet. Pero la verdad es mucho más simple: el ojo derecho del candidato despedazado por las fieras en la calle Berca de Algemesí es complementario del ojo izquierdo sano que me queda tras perder en La Fe la idem que me quedaba en la Utopía.

No se aprecia viga alguna en el ojo derecho del candidato. Esto también hay que decirlo y, además, queda muy bien para cerrar.

1 comentario:

Persio dijo...

jeje, buena forma de ver la política.